
Dinamarca está desplegando drones flotantes en el Mar Báltico para proteger la infraestructura submarina y fortalecer la vigilancia marítima ante las crecientes amenazas.
Los 'drones de vela', que serán suministrados por Saildrone, una empresa estadounidense con sede en California, han suscitado críticas en Dinamarca por forjar vínculos más estrechos con Estados Unidos en el sensible ámbito de la seguridad digital.
La respuesta llega en medio de alianzas que cambian rápidamente, tecnología en evolución y tensiones constantes entre Copenhague y Washington después de que Donald Trump amenazara con apoderarse de Groenlandia, que es parte del reino danés.
Las embarcaciones no tripuladas de 10 metros de altura, conocidas como "drones de vela", se asemejan a veleros, pero están diseñadas exclusivamente para recopilar datos. Mediante inteligencia artificial a bordo, los drones de vela recopilan datos mediante múltiples sensores, cámaras y radares para generar una imagen más detallada de la actividad marina que la que pueden proporcionar los satélites.
Pero la asociación con la empresa estadounidense ha generado preocupaciones entre los líderes tecnológicos de Dinamarca.
Jacob Herbst, presidente del Consejo Danés de Ciberseguridad, afirmó: «Con la situación internacional actual, es evidente que es necesario pensar con mucho cuidado al elegir proveedores estadounidenses en este ámbito».
Los drones flotantes pueden funcionar con diésel, energía eólica y solar y pueden permanecer en el mar durante más de un año, pero su tiempo promedio de despliegue es de 100 días. Para cubrir todo el Báltico se necesitarían entre 10 y 20 drones de vela.